miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mixto de Verderón y Canaria


El verderón común es un ave que pertenece al orden de los paseriformes, a la familia de los fringílidos y al género de los “carduelis”. Del género “carduelis”, él es la especie denominada “CARDUELIS CHLORIS”.
Se le llama en valenciano “verderol”; en gallego “verderolo”; en vasco, “txorru”; en catalán, “verdum”; en portugués, “verdilhao”; en italiano, “verdone”; en francés, “verdier”; en inglés, “greenfinch” y en alemán, “grüunling”.
Es un pájaro que puede alcanzar hasta los 16 cms.
VOZ: Un corto trino rápido y sonoro; también en breve y repetido “sup” o “siup”. En época de cría, un prolongado "tsurriii" nasal con el que remata su canto; éste consiste en el gorjeo combinado con notas de reclamo, que emite desde lo alto de las copas de árboles.
HABITAT: Huertos, sotos, bosquetes, avenidas... Anida en setos, arbustos y pequeños árboles, especialmente los perennes.
DISTRIBUCIÓN: Desde toda Europa y el Norte de África hasta el Oeste de Asia.
DISTINCIÓN SEXUAL: Macho, verde oliváceo con obispillo y pecho amarillentos y bordes de la cola y alas amarillo vivo.
Hembra, de color verde mucho más apagado con menos amarillo en alas y cola, de tono generalmente parduzco. Jóvenes, el color pardo casi cubriendo el verde y con la pechuga listada.
Es de migración parcial. Sufre trastornos intestinales que pueden ser corregidos con ciertos antibióticos. Puede coger la tenia, que se elimina sin dificultad con empleo de vermífugos. Comienza el celo a primeros de marzo. Su adaptación a la cautividad suele ser fácil y rápida. No debe considerarse algo excepcional, el hecho de reproducirse en primavera una pareja capturada en noviembre. No obstante, se da la paradoja de ser siempre nervioso y huidizo. Hasta los mutados se comportan de esa forma. Tanto es así, que yo los tengo catalogados más como pájaro de sala de vuelo que de jaula y jaulón.
La hembra, en ocasiones, presenta problemas criando en jaulón, pues, con la ayuda del macho, construye el nido en dos o tres días, pero es muy propensa a poner luego los huevos fuera de él.
No todas hacen eso, pero muchas, sí. No sé si exagero, pero yo diría que, de diez hembras en reproducción, cinco pondrán los huevos fuera del nido construido. En jaulón, asimismo, los machos con su nerviosismo también hacen con facilidad de las suyas. Me refiero a que alguno que otro se despacha picando los huevos. En cambio, en salas de vuelo amplias, las hembras siempre suelen poner dentro del nido y los machos los respetan más. Ahora bien, todos sabemos los inconvenientes que conlleva tal modalidad de cría, “la cría a la loca”: pueden cruzarse factores de forma incorrecta y no se sabe bien la procedencia de las crías, aunque se lleve un control a través de anillas de color colocadas en las patas de los reproductores y señales en los nidales.

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